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MBSR durante la crianza: reduce el estrés y disfruta más de tus hijos

 

Hay 3 aprendizajes que transformaron mi experiencia como madre de tres adolescentes.

La crianza de los hijos puede ser una experiencia maravillosa, pero también una fuente de estrés considerable. El curso MBSR de Reducción de estrés con Mindfulness te ofrece herramientas para afrontarlo de manera más efectiva,  convirtiendo los desafíos de la crianza en oportunidades de crecimiento para todos los miembros de la familia.

Durante la cuarta semana del curso MBSR de Reducción de estrés con Mindfulness nos dedicamos a identificar los estresores, con frecuencia, padres y madres comparten el estrés que les genera sus hijos.

Especialmente, la crianza durante la primera infancia y en la adolescencia son un desafío.

Como madre, me doy cuenta de cómo las preocupaciones sobre sus estudios, amistades, intereses, salud física y mental y tantas otras cosas son mi principal fuente de estrés.

Muchas veces, estas situaciones no se ajustan a mis expectativas y entonces tengo una mirada enjuiciadora, solo veo lo malo, lo que me molesta, lo que falta, lo que no cumplen. Esto me hace sentir triste y culpable. Al hablarlo con otras madres y padres del entorno, corroboro que es compartido.

¿Cómo se puede cambiar la perspectiva y reconectar con el cariño, en lugar de enfocar la atención en sus errores y defectos?

Quiero contarte en que 3 aspectos de la forma en la que vivo la crianza de mis hijos cambiaron tras hacer el curso MBSR:

1.Reducieo mi alteración emocional. Si me dejo arrastrar por el miedo o la rabia que acompañan al estrés estoy perdida, porque me enfado o me vuelvo extremadamente controladora.

En los retiros de mindfulness en silencio he podido experimentar la intensidad de esas emociones y el valor de poder regularlas. Recuerdo, especialmente, una ocasión en la que durante una meditación recordé que mis hijos estaban justo ese día viajando en coche para instalarse en un pueblo de veraneo.De repente, surgió el pensamiento de que podían tener un accidente y el miedo fue tan intenso que tuve que frenar el impulso de salir corriendo a llamarles para asegurarme de que estaban a salvo. Por suerte, me quedé allí, sentada, sosteniendo esa emoción tan intensa, respirando y regulando la angustia que sentía. Al cabo de unos minutos la tensión del miedo fue diluyéndose y entonces conecté con un amor profundo y entendí que el miedo era solo una expresión de mi añoranza. Me emocioné, me envolvió un sentimiento de paz y me sentí afortunada de tenerles en mi vida. Descubrí que la otra cara del miedo era el amor.

Fue revelador experimentar la regulación de ese miedo tan visceral e incómodo y parar la reactividad.

2. Más capacidad para ponerme en su lugar. Cultivar la flexibilidad para ver las cosas desde su punto de vista me ayuda a comprender mejor la forma de actuar en relación con los horarios, el desorden, la vestimenta o las prioridades. También me sirve recordar que yo también fui una adolescente que ansiaba libertad y pretendía vivir una vida diferente a la de mis padres.

Confieso que no siempre me es fácil porque tiendo a pensar que la experiencia me da la razón y porque experimentar la animadversión de mis hijos adolescentes es, cuanto menos, sorprendente.  . Cuando me siento atrapada en una sola perspectiva, me pregunto qué aspectos de la situación podría estar pasando por alto; ahí, de nuevo, el mindfulness es una herramienta poderosa para observar y describir, sin juzgar, evitando quedarme con ciertas etiquetas que limitan mi perspectiva.

Familia jugando y pasando tiempo de calidad
Familia jugando y pasando tiempo de calidad

3.Observar todo lo que aportan y ponerlo en valor. El entusiasmo, la energía, los amigos, la música, la ilusión, los proyectos, las ganas de disfrutar de la vida, de cambiar el orden establecido, la moda, las nuevas tendencias, la curiosidad, las opiniones distintas, los gustos personales, los nuevos looks, los debates acalorados… Todo eso también viene con la adolescencia y es maravilloso verlo aparecer en tus hijos.

De nuevo, es una cuestión de prestar atención para que este paso de la infancia a la adultez nos permita establecer las bases de una relación adulta.

Si tienes hijos, el curso MBSR será una buena inversión

La maternidad/paternidad es un proceso de crecimiento tanto para los padres como para los hijos y a menudo implica salir de la zona de confort. No es fácil, pero aprender a ver lo bueno en tus hijos puede ser muy transformador para toda la familia.

 

 

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