Cada vez son más los cursos y aplicaciones para aprender Mindfulness en modalidad online. Como siempre que hay mucho donde escoger, surge la duda de qué puede ser lo más adecuado a “mis” necesidades y circunstancias. Desde nuestra experiencia como instructores de Mindfulness online, nos parece que hay algunos aspectos a tener en cuenta.
Aprender Mindfulness requiere buscar tiempo y espacio para sentarse, observar y estar con lo que surja, sea agradable o no. Este ejercicio puedes hacerlo sol@ o en grupo, guiado por un@ instructor@ (presencialmente) u online (desde casa) y la experiencia de interiorización es la misma; lo que cambia es el entorno de aprendizaje.
La recomendación en este sentido, sería, por un lado, no confundir la herramienta con el fin. Disponer de una app o apuntarse a un curso pueden ser el primer paso, pero es bastante más relevante tener clara la intención, el por qué te apuntas, puesto que es desde aquí donde surge la motivación y el interés sin los cuales no se puede dar el aprendizaje. Tener clara la intención también te ayudará a evitar la impulsividad que propicia a veces el entorno online: apps y cursos “gratis” o a un bajo coste que puedes obtener con un solo click.
Por otro lado, fijarte en cómo es el entorno de aprendizaje y la experiencia que te propone cada curso o app puede ayudarte a determinar su eficacia e idoneidad. En este sentido, la ciencia nos da algunas pautas interesantes.
Uno de los campos científicos en los que más avances se han hecho en las últimas décadas es en el de la neurociencia, el estudio del sistema nervioso que ha permitido conocer las bases biológicas del comportamiento y ha aportado claves para entender mejor la conducta humana. La aplicación de estos descubrimientos en educación ha dado lugar a la llamada neuroeducación. Uno de los referentes en este campo, Francisco Mora, Doctor en Medicina y en Neurociencias, define llanamente este nuevo ámbito de conocimiento como: “sacar ventaja de lo que sabemos sobre el cerebro para enseñar y aprender mejor”.
Sabemos tres cosas sobre el cerebro que nos pueden servir. La primera de ellas es que el proceso de aprendizaje empieza con la curiosidad. En el caso de Mindfulness, la curiosidad enlaza con la intención; es decir: ¿Mindfulness puede servirme para dar respuesta a este deseo de calma y claridad mental? ¿de estar más presente y saborear mi vida?… La curiosidad despierta y sostiene la atención que permite aprender y, además, es la base del entrenamiento de Mindfulness, que en español es justamente atención plena.
La segunda es la importancia de las emociones en el aprendizaje y que podría resumirse como: “si te emocionas, aprendes”, porque la emoción activa partes del cerebro que se encargan de fijar nuevos conocimientos eficazmente. Si pensamos en un curso o app, podemos fijarnos en si incorpora elementos que despierten la emoción a través de los contenidos, los formatos o el intercambio con otras personas.
La tercera es que el aprendizaje se fundamenta en la experiencia, lo que denominamos el “learning by doing”, que en el caso de Mindfulness es crucial: leer sobre mindfulness puede ser muy interesante e inspirador pero no sustituye a la práctica en sí y es en la práctica donde radica todo el aprendizaje y los beneficios de los que tanto se habla.
Valorar la oferta de cursos y apps de mindfulness online bajo la luz de estos aspectos que destaca la neuroeducación probablemente ayuda a clarificar y a tener más claro qué puedo esperar. Nuestra experiencia impartiendo cursos online en los últimos años a casi 1.500 alumnos nos permite determinar que distintos cursos generan distintos resultados. Tenemos, por un lado, el curso MBSR online de reducción de estrés en base a Mindfulness, de 8 semanas y, por otro lado, el MOOC dirigido a organizaciones “Mindfulness para el bienestar laboral”.
Jon Kabat-Zinn, creador del protocolo del curso MBSR en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, ya en la década de los 80, introdujo los aspectos que la neuroeducación destaca ahora (curiosidad, emoción y experimentación) y esto hace que sea un curso consistente y una experiencia de aprendizaje transformadora que requiere un grado de compromiso alto: con prácticas diarias de 45 minutos (incluyendo meditaciones estáticas, dinámicas y de movimiento consciente tipo yoga) y ejercicios para llevar la práctica de Mindfulness a la vida cotidiana. Es un curso gradual, que se realiza con el soporte y apoyo de un instructor. El resultado observado son cambios en términos de reducción del malestar físico y psicológico equiparables a una terapia o proceso de coaching.
La metodología del MOOC (Massive Open Online Course) es ligeramente distinta: se basa en el video-learning e incluye prácticas diarias más cortas, de 10 a 30 minutos, y por tanto, el compromiso requerido es inferior pero, a pesar de ello, observamos igualmente cambios grandes en actitudes asociadas a la atención plena como son: mayor capacidad para observar y no reaccionar ante situaciones que generan emociones intensas. El efecto de estos cambios en un contexto organizativo contribuye a que los trabajadores reconozcan los síntomas del estrés (fatiga, insomnio, aumento de la presión arterial, alteración emocional…) y mejoren su prevención, además de reducir los comportamientos reactivos y contribuir a un mejor clima laboral.
Puesto que hay una relación entre el compromiso requerido y el resultado, el foco no está tanto en el curso o la app sino en qué es lo que buscas, cuáles son tus motivaciones para iniciarte en la práctica de Mindfulness considerando que para aprender a meditar, solo tienes que ponerte a meditar. Haciendo un símil deportivo, si quieres aprender a nadar tienes que tirarte a la piscina. ¿Te animas?
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