Mindfulness o plena conciencia es uno de los siete factores del “despertar” del Buddha, pero la práctica de otro de los factores, Indagar, permite profundizar mucho más.
La plena conciencia está de moda porque hay numerosas evidencias científicas que demuestran sus beneficios en tres ámbitos; el bienestar personal, la atención a la tarea y la empatía. Sin embargo, como toda intervención psico-educativa, tiene sus limitaciones a pesar que algunos creen que puede curar todos los males. Es verdad que Mindfulness a menudo puede liberar a las personas de sus patrones catastrofistas de pensamientos, emociones desagradables y comportamientos no adaptativos. Pero no siempre funciona o, si lo hace, no es de inmediato, como se esperaría. Desgraciadamente, ciertas emociones o pensamientos molestos pueden persistir, a pesar de sus esfuerzos por ser consciente de ellos. Solo con relajarse y observarlos, estos desagradables habitantes de la mente en vez de irse puede que te sigan visitando una y otra vez. Cuando esto suceda, considera seguir un proceso más profundo llamado indagación.
La indagación es el segundo de los siete factores de despertar del Buda, junto con mindfulness, el resto son la energía, alegría, tranquilidad, concentración y ecuanimidad, que completan la lista. La diferencia clave entre mindfulness y la indagación es que la primera se centra en las experiencias personales en el momento presente, mientras que la segunda analiza qué hay detrás de la experiencia.
Por ejemplo, si te sientes acelerada, presta atención a ese estado con plena conciencia, permitiendo que la emoción se exprese en el cuerpo, pero sin dejarte llevar por los pensamientos asociados o querer reaccionar a ellos con más actividad. Si así puedes regular tu emoción y calmarte, perfecto. Pero si la ansiedad persiste, deja pasar unos momentos aplicándote atención en la respiración e intenta después la indagación. Por ejemplo, puedes preguntarte «¿Qué es esto?» Pon tu atención en la experiencia de la ansiedad (sensaciones corporales, la emoción y las historias mentales) y pregúntate qué es con un sentido de curiosidad, de interés, como si fuera una experiencia totalmente nueva. Haz esto muy a la ligera, como una pregunta muy simple, con ingenuidad. No trates de encontrar una respuesta con ahínco; si surge algo, se presentará ante ti.
Es importante no convertir la investigación en un análisis detallado o un proyecto de investigación intelectual, que activa tus sesgos y narrativas habituales, impidiendo que surja una respuesta de forma natural. Observando de forma desapasiona y con una mente relajada, es posible que la emoción subyacente a la ansiedad se haga evidente. Tal vez sea un miedo a la pérdida, a la vergüenza, a lo desconocido o a algo más. Ahora que has identificado la emoción subyacente (miedo), puedes prestarle atención con cariño al aceptarla y al examinar cómo se siente en el cuerpo con ese cambio de actitud.
Un método alternativo de indagación utiliza las ideas de Buddha sobre el origen dependiente, o las leyes de la condicionalidad, que establece que nada existe independientemente de todas las demás cosas. En esta versión, te orientas hacia la condición necesaria de la emoción, con la pregunta «¿De qué depende esto?»
La ira también es una emoción que a menudo está madura para la indagación. La ira suele ser una expresión de la respuesta de lucha a un objeto temido. Si el miedo suele estas detrás. Si abordas la ira preguntándote de qué depende esta emoción, esta emoción puede llevarte a identificar el objeto temido, como el miedo a ser abandonada, el fracaso, el desprecio, la vergüenza, etc. De manera similar, cuando conduces y te impacientas, el miedo a llegar tarde hace que te enfades con los otros conductores.
Cuando enseñamos Mindfulness, en el programa MBSR de reducción de estrés, ilustramos esta capacidad de mirar las emociones negativas como fuente de sabiduría con un poema de Rumi. Es una obra clásica que ha dado el salto a la música pop porque también lo encontrareis en el último álbum de Coldplay, aunque lo llaman Kaleidoscope se llama «la casa de huéspedes» y es un tesoro.
La casa de Huéspedes ( tomado de Con Rumbo Propio)
Ser un humano es como estar en una casa de huéspedes.
Cada mañana una nueva llegada. Una alegría, una depresión, una maldad,
algunas percepciones momentáneas, que aparecen como visitantes inesperados.
!!Dales la bienvenida y atiéndelos a todos ellos!!
Incluso si llega un grupo de lamentos que barren violentamente tu casa y la vacían de muebles.
Aun así, haz los debidos honores a cada invitado.
Quizás te este enseñando algo para tu regocijo.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia, sal a buscarlos a la puerta riendo, e invítalos a entrar.
Estate agradecido a quien quiera que venga, porque cada uno ha sido enviado como un guía del más allá
Si combinamos Mindfulness con Indagación, como hacemos nosotros en el programa MBSR, el resultado es mucho más potente que la práctica aislada de mindfulness. Esta combinación también se utiliza en los retiros de Instituto Esmindfulness de 5 o más días, el resultado aquí combinado con la tranquilidad y el silencio es muy interesante y te puede ahorrar muchas horas de terapia. En el contexto de un retiro de silencio, con una guía adecuada, Mindfulness aporta luz y cariño, mientras que la indagación aporta comprensión de tu vida emocional y te permite entenderte mejor y quererte más. Así podemos ir, poco a poco, descubriendo quién soy yo y conectando con ese misterio profundo, con esa belleza interior esa experiencia de ser humano.
Con mis mejores deseos
Andrés Martín-Asuero
Instituto Esmindfulness, Barcelona
Créditos: inspirado en Mindfulness Is Not a Cure for Everything. By Allen Weiss Jun 06, 2018, publicado en www.tricycle.org