La meditación Mindfulness emplea mecanismos neurales diferentes que la analgesia inducida por una falsa meditación Mindfulness o un placebo.
El dolor es una queja médica común y compleja. Algunos estudios previos demostraban los posibles efectos de intervenciones basadas en Mindfulness en reducir el dolor pero se sabe relativamente poco sobre como funcionan esas intervenciones en realidad. ¿Es Mindfulness el ingrediente activo, o la respiración ralentizada o simplemente la expectativa de un beneficio?
En un estudio publicado en el Journal of Neuroscience, Zeidan y colaboradores compararon los cambios en la sensibilidad al dolor resultantes de una intervención genuina de Mindfulness, de una falsa intervención de Mindfulness y de otras dos intervenciones de control. Los participantes valoraban su dolor subjetivo en respuesta a un estímulo desagradable de calor mientras se les realizaba una resonancia magnética funcional por imágenes (fMRI). También cumplimentaron un cuestionario de Mindfulness Freiburgo antes de realizar el entrenamiento inicial y después de haber efectuado la sesión de fMRI.
Un grupo racialmente diverso de 75 adultos sanos, hombres y mujeres, fueron asignados de forma aleatoria a cada uno de los grupos: el de meditación mindfulness, el de falso mindfulness, el de la intervención placebo y el grupo de control que escuchaba un libro en audio.
La intervención de entrenamiento genuino de Mindfulness consistía en 4 sesiones de 20 minutos en las que se realizaba una meditación sentada de atención a la respiración asociada con instrucciones didácticas para cultivar una atención sin juicios.
La falsa intervención de Mindfulness consistía en 4 sesiones de una pretendida meditación de Mindfulness en las que las personas simplemente se sentaban en una postura erguida y hacían una respiración profunda de vez en cuando, sin ninguna indicación didáctica.
La intervención placebo implicaba 4 sesiones de 20 minutos en las que se aplicaba sobre la piel una crema supuestamente analgésica (en realidad únicamente jalea de petrolato) y los participantes recibían una serie de estímulos calientes que eran progresivamente, y de forma encubierta, reducidos a lo largo de las sesiones. El grupo de control escuchaban 4 audios de 20 minutos de un libro.
En una sesión final e independiente de valoración, después de finalizar el entrenamiento, a todos los participantes se les realizó un escáner fMRI mientras recibían un estímulo caliente desagradable. Esto se realizó tanto antes como después de haber usado las técnicas que habían entrenado (la meditación real mindfulness, la falsa meditación Mindfulness o alguno de los placebos). Los participantes evaluaron la intensidad del dolor y la incomodidad en respuesta al estímulo caliente en una escala de 10 puntos.
La meditación Mindfulness produjo disminuciones significativamente mayores en la intensidad del dolor (-27%) que la falsa meditación (-8%) o el placebo (-11%) así como disminuciones significativamente mayores en la incomodidad del dolor (-44%) que la falsa meditación (-27%), el placebo (-13%). El grupo de control al contrario experimentó una mayor intensidad del dolor (+14%) y una mayor incomodidad (+18%). Los meditadores de mindfulness aumentaron sus niveles de Mindfulness en un 16%, un aumento significativamente mayor tanto respecto a los controles (2%) como respecto a los “falsos” meditadores (0,03%) o el grupo placebo (3%).
Las imágenes del cerebro mostraban que los participantes que habían entrenado mindfulness tenían desactivaciones significativamente mayores de la material gris del cortex prefrontal dorsolateral inquierdo, tálamo y periaqueductal así como activaciones mayores del cortex anterior cingulado, de la ínsula anterior bilateral y del putamen que los participantes del grupo de control, del placebo y también de la falsa meditación. Estas diferencias reflejan una desactivación de áreas inferiores de procesamiento sensorial y del dolor así como una activación incrementada de áreas de control cognitivo del dolor.
La meditación mindfulness también redujo de forma significativa el flujo sanguíneo global del cerebro (-21%) en relación a la falsa meditación (-7%), el placebo (-2%) o el grupo de control (-4%).
La disminución del dolor de la falsa meditación estaba significativamente ligada con un ritmo de respiración reducido mientras que el alivio del dolor, consecuencia de la meditación mindfulness, no lo estuvo lo que sugiere que la falsa meditación reduce el dolor via la respuesta de relajación, mientras que la meditación mindfulness reduce el dolor via el control cognitivo.
Este estudio de elegante diseño demuestra que la reducción de dolor intenso mediada por mindfulness es a la vez mayor y diferente a la que se obtiene con una intervención placebo o con una intervención basada en la relajación.
El patrón de activación del cerebro que resulta de la meditación Mindfulness refuerza el argumento de que Mindfulness en si mismo es un ingrediente activo de la disminución del dolor mas allá y por encima de cualquier componente de relajación o de expectativa.
Resumen realizado por Sylvia, Instituto esMindfulness, Barcelona.